MYRIAM ANGUEIRA

Haiku de las islas

3 de Marzo 2008

Llegamos al Cementerio de Darwin. Tetsuo Maeda, uno de mis acompañantes de viaje, sentado junto a la cerca de madera blanca, toma una libreta de notas y ensaya un haiku.

Hay un cementerio para los soldados sin nombre en una tierra extraña al extremo del mundo. El viento canta triste para los soldados durmiendo en esta tierra extraña. Las almas de los soldados caídos se levantan y piden que los pájaros que suben al viento entreguen su mensaje a la tierra firme del sur.